esperando

un avión de Monterrey a Hermosillo.

mi día ha sido arduo a pesar de que tan sólo son las 2:45 pm; a las 4:50 am casi le pego a mi compañero por recordarme que tenía que levantarme a horas impropias para tal evento; diez minutos más tarde mi celular reiteró la noticia con la alarma y no me quedó más remedio que levantarme.

tras llegar en calidad de sonámbula al aeropuerto de toluca, desayuné, aunque lo apremiante era un café caliente por el frío; dormí en el trayecto a monterrey, bajé del avión, me contacté con quien me llevaría a la escuela, pasé a sacar impresiones de un material que necesitaba, pues nadie se acordó de que requería un cañón; llegué a la escuela, hablé por espacio de dos horas y terminé la sesión. ya con un poco de calma, me invitaron a comer y me trajeron al aeropuerto de regreso.

debo confesar que estoy maravillada con la modernidad: ya que me estaba resignando a formarme, pensando en las personas delante de mí que llevaban varias maletas para documentar, cuando me di cuenta que no era necesario.

aeroméxico cuenta con módulos de documentación electrónica, así que yo que traigo una fabulosa mochila en donde caben mi computadora, papeles y ropa, más mi bolsa de mano con el ipod, un libro (que hoy no se subió, por cierto) y menjurjes propios de mi sexo (esto es un vil mito, pero bueno), sólo tecleé el número de confirmación de mis vuelos y me imprimió los pases de abordar.

reconozco que ya era cómodo comprar los boletos en cinépolis con mi tarjeta de débito sin esperar las 33 vueltas que da la fila en plaza universidad, pero esto me pareció la mejor solución para viajeros como yo.

lamento que la primera vez que estaré en sonora sea sólo por un día, lo único que intentaré a toda costa, es mojar mis pies en el mar...

por cierto, esto fue lo que vi de monterrey el día de hoy:

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