hablando de cine

El cine nunca ha sido fascinación para mí, aprendí a ver cine por necesidad social, ya que a mis amigos de la universidad los extasiaba. Con ellos tuve maratones de cineteca, saliendo de una función rápidamente para entrar a otra; con ellos aprendí de directores y corrientes. Pero principalmente, el cine siempre fue una especie de motivo para socializar con la gente que quiero; ahora no, actualmente veo más cine sola que acompañada.

Hay películas que me mueven por pequeños detalles, también reconozco mi extraña pasión por el cine de acción al estilo Hollywood (balazos y persecusiones).

Hay dos películas recientes que son gráficamente excepcionales y realmente me gustaron; además de todas las virtudes que tiene cada una, me llamó la atención el papel clave que jugaron los personajes femeninos.


Tanto en 300 como en La maldición de la flor dorada, se tratan temas de culturas clásicas (Esparta y China), pero las mujeres están lejos de ser las sumisas y abnegadas esposas incapaces de tomar decisiones y acciones, para bien o para mal.

No me gusta mucho de hablar de las cuestiones técnicas del cine, soy espectadora, no crítica, así que sólo diré que ambas merecen una segunda vez para hurgar más en su interior.

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