de cómo da vueltas la vida...

imagen tomada de: http://raquelchacon.wordpress.com
hace un año mi perspectiva profesional era reducida; la industria editorial se vio afectada por la crisis en el 2009 y no daba visos de componerse, había poco trabajo free lance y menos puestos de planta.

decidí jugármela por un proyecto en llamas y luego por otro, cedí mi tiempo a una pequeña empresa que, confieso, no empata del todo con mi persona; pero si algo he aprendido en tantos años es que trabajo es trabajo, y en tanto haga lo que me gusta (editar) no importa el lugar o el tema.

sin embargo, después del primer cuatrimestre del año todo quedó detenido. a aquellos que digan que no trabajar y que te paguen es de lo mejor, les puedo decir que nada más alejado de la realidad. ver pasar las horas detrás del escritorio es equivalente a perder miserablemente tu tiempo y no hay sueldo que lo valga.

al mismo tiempo que ideaba una forma de huir de forma conveniente, intenté embarcarme en algunos proyectos "amigos", esto es, que no retribuían económicamente pero que mantendrían mi cerebro ocupado y funcionando. ninguno prosperó, aún ahora me pregunto si la invitación tan abierta no era tan abierta o mi perfil no dio para lo que buscaban; simplemente dije sí y nunca más supe de ellos (de los proyectos, no de los amigos).

también intenté tomar algunos trabajitos, pero tampoco se concretaron. con todo lo anterior imaginarán que lo peor de mí ya estaba a flor de piel, nunca antes sentí tal frustración: 22 años de vida laboral para vegetar en un escritorio. mi vida personal empezó a irse por la borda junto con la profesional y creo que nunca acumulé tantas "enfermedades".

hacia finales de noviembre logré negociar la salida; así que después de atar los cabos sueltos que quedaban en este mes de febrero estaría nuevamente por mi cuenta, buscando a qué dedicar mis horas. arriesgado para muchos, para mí esta táctica me devolvía un poco de esperanza.

a principios de diciembre todo dio un giro inesperado; ahora me encuentro en el centro del proyecto que siempre ambicioné; en la misma pequeña empresa, con tres años laborales en mi futuro, dedicándome a la edición pero en el rubro que más me gusta: la literatura infantil.

es entonces cuando una no sabe qué pensar respecto a la justicia poética, sólo sé que después de convertirme el año pasado en esa persona que odio que siempre se queja de su condición, vuelvo a ser yo...

Comentarios

Unknown dijo…
Te entiendo perfectamente.
En mi peor trabajo, que gracias a dios era temporal, pasaba auténticas horas de tedio. Pero en esas horas concebí mi blog, decisión que me ha llevado por caminos que no imaginé y que, simple y sencillamente, me trajeron a escribir justo esto, aquí.
Ánimo. Bien lo dijiste: justicia poética. :)

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